Médicos de ambulatorios piden protección ante las amenazas de toxicómanos. 21/01/1988

El personal del centro de salud Rafael Alberti, en Vallecas, ha pedido al Insalud que se le dote de medidas de protección -vigilantes jurados- para defenderse del acoso a que están sometidos, fundamentalmente por drogadictos, que, bajo amenazas y actos de intimidación, les exigen recetas para conseguir productos psicotrópicos. La situación de acoso que sufren los facultativos se ha generalizado por todo Madrid, según reconocieron ayer fuentes del Insalud.

El martes, una representación de los trabajadores del centro mantuvo una entrevista con la directora sectorial del Insalud, en la que se pidió el establecimiento de un servicio de vigilantes jurados y otras medidas de protección, como la instalación de una caja fuerte donde guardar los talonarios de recetas, sellos de facultativos y sellos del centro los fines de semana.La situación del centro de salud y ambulatorio Rafael Alberti no es un hecho aislado en absoluto. Informaciones recogidas en otros ambulatorios, todos ellos situados en barrios conflictivos, coincidieron en señalar la existencia de amenazas contra los médicos que resisten a las pretensiones de los drogadictos y se niegan a extenderles recetas. En algunos ambulatorios, como el situado en la calle Sierra de Alquife, también en Vallecas, no ha habido más remedio que recurrir a los servicios de un vigilante jurado.

"Ahora la situación ha mejorado bastante, pero somos conscientes de que no hemos eliminado las coacciones, sino que los toxicómanos se han desplazado a otros centros que no cuentan con protección".

El ambulatorio Rafael Alberti es uno de los que están sufriendo un acoso sistemático. En seis ocasiones, siempre en fines de semana, el centro hasufrido robos de importancia: recetas, material médico diverso, máquinas de escribir, etcétera, además de los destrozos y actos de gamberrismo, como desparramar el contenido de los archivos o quemar documentos e historias clínicas. El 30 de junio pasado, una psiquiatra de un ambulatorio de San Blas denunció a un drogadicto que la golpeó ante su negativa a facilitarle recetas.

Alambradas

"Las amenazas siempre son del mismo tipo", declaró a este periódico un grupo de médicos de ambulatorio que han recogido datos sobre la situación general. "Que 'estoy muy mal', que ,necesito las recetas', que 'si no te voy a rajar', etcétera. Ya es grave que los médicos tengan que trabajar en un clima de coacción continuada, pero es que, además, nos estamos convirtiendo en cómplices forzosos del mercado negro de. fármacos, porque sabemos perfectamente que las recetas se venden luego o se utilizan para adquirir frascos de Rohipnol y Buprex principalmente, que luego se venden también a altos precios".El ambulatorio Rafael Alberti es una buena muestra de la nueva arquitectura impuesta por las circunstancias. Totalmente cerrado, su perímetroestá vallado con una pared de ladrillo de dos metros de altura y rematada por alambre de espino. Los nuevos centros del Insalud, afirmó ayer un portavoz del gabinete de prensa del Insalud de Madrid, se construyen como edificios cerrados, con un patio interior para que penetre la luz natural y con una sola puerta de acceso, que se supone es más fácil de proteger.

El Insalud reconoció que se cuentan por miles las recetas que se roban de los centros sanitarios, y que tales robos se producen de forma sistemática, "pero", afirmó el citado portavoz, "no hay soluciones fáciles. Tenemos los casos de médicos en concreto que son amenazados por algún drogadicto que la ha tomado con ellos. En estoscasos les cambiamos de destino, pero cuando la situación afecta al centro en general es difícil hacer algo. Hasta ahora hemos instalado servicio de vigilantes jurados en cuatro ambulatorios, pero no podemos extender el servicio a los 189 centros repartidos por Madrid, aparte que muchos centros tienen varias plantas y que las amenazas suelen producirse en el interior de las consultas, a puerta cerrada".

Uno de los vigilantes jurados confirmó a este periódico la existencia habitual de coacciones a Ios médicos, y contó, entre otros muchos incidentes, el de un toxicómano "que llegó al centro muy nervioso", y pegó un hachazo en la mesa de una médica.


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