Escasos incidentes en el estreno en España de 'La última tentación de Cristo' 15/10/1988

La película La última tentación de Cristo, de Martin Scorsese, que desde su rodaje y estreno está provocando la protesta y brotes de violencia, se presentó ayer en varias capitales españolas sin que, al cierre de esta edición, se hubieran producido incidentes de consideración. Grupos reducidos de personas se han manifestado con rezos, produciéndose pintadas y amenazas. Algunos empresarios de las salas contrataron guardas jurados y la policía mantuvo una especial vigilancia.


En el cine Dúplex de Madrid, que consta de dos salas en las que se proyecta la película al mismo tiempo, se había convocado a las 16.15 de ayer una manifestación de protesta. Sólo cinco jóvenes, todos varones veínteañeros con guantes de cuero negro, acudieron a la llamada y comenzaron a rezar el rosario con los misterios dolorosos. Cuando terminaron los rezos, gritaron "Viva Cristo Rey". Al cabo de un rato volvieron y lanzaron media docena de huevos contra la cristalera del cine.En los alrededores de este local, situado en las inmediaciones del barrio de Salamanca, aparecieron pintadas con los siguientes lemas: "Scorsese cabrón"; "No vayáis a verla" o "Abajo La última tentación de Cristo". El encargado de la sala comentó que la empresa había contratado la protección de vigilantes privados, y que en el cine había tres policías de paisano.

La Jefatura Superior de Policía de Madrid, por su parte, consideró contraproducente mantener una protección estática en los cines, aunque sí vigiló de forma especial las inmediaciones de las salas en las que se proyecta la película.

En el cine Gran Vía, un grupo de veinte personas, en su mayoría mujeres de mediana edad, se pasearon por la acera, a partir de las siete de la tarde, cantando el Ave María. Uno de los manifestantes dijo que pertenecían a diversos grupos de cristianos tradicionalistas y que "aunque los católicos progresistas digan que no, la película es blasfema y Scorsese un sicario de Satanás aunque sea de forma inconsciente".

La tranquilidad más absoluta presidió ayer, sin embargo, el estreno en Barcelona. La única aglomeración que se registró en las tres salas donde se presentó la película fue la presencia de fotógrafos de Prensa y cámaras de televisión. En dos de las salas llamó la atención la presencia de guardias jurados, armados de pistola y porra, en previsión de posibles incidentes que no se produjeron.

En Pamplona los multicines Golem en los que se estrenó la película se vieron obligados a realizar por la mañana un pase privado para el juez Guillermo Ruiz Planco, titular del Juzgado de Instrucción número 1 de la Audiencia Provincial, al haber sido presentada una querella hace diez días por la asociación Acción Familiar pidiendo la prohibición de la exhibición. El juez expresó en el acta que la película de es "¡nocua" y expresó su opinión de que no existe motivo alguno para prohibirla.

Tampoco en Andalucía, donde la película se estrenó en Sevilla, Málaga, Cádiz, Córdoba y Jaén, se produjo incidente. Responsables de las salas informaron que el estreno contó con una notable afluencia de público, a lo que contribuyó también el mal tiempo que reina en Andalucía.

En Santander se estrenó en Multicines Bahía y en la entrada algunas personas estuvieron rezando.

Los vigilantes del Metro, partidarios de llevar armas de fuego 16/01/1988

Los vigilantes de las 116 estaciones de Metro, que portan como única defensa una cachiporra y unos grilletes, son partidarios de incorporar armas de fuego. Un portavoz de los 160 guardas jurados de la empresa Prosesa Metro afirmó que el 10%,de los vigilantes se encuentra de baja por lesiones y que "existe una sensación de inseguridad al realizar funciones similares a las de la policía". La Compañía Metropolitano y Prosesa estiman que la incorporación de pistolas pondría en riesgo la seguridad de los usuarios.

La mayoría de los vigilantes, según un portavoz del comité de trabajadores, considera que el no portar arma de fuego resta eficacia a su labor. "Difícilmente puede proporcionar seguridad una persona que no va segura", afirmó. "Mientras la delincuencia en el metro ha ido en aumento, los vigilantes seguimos con insuficientes medios y haciendo tareas similares a las de la policía".El citado portavoz señaló que el 10% de los vigilantes se hallan habitualmente dados de baja por lesiones sufridas en servicio. "Hasta el momento no ha habido heridos de bala, pero en varias ocasiones nos hemos enfrentado a delincuentes armados con pistola. Lesiones con arma blanca y con objetos cortantes son bastante habituales".

La opinión de los responsables de Prosesa y de la Compañía Metropolitano es bien distinta. Según Vicente García Álvarez, director gerente de la compañía, "no hay precedentes que justifiquen el uso de pistolas en un medio de trasporte que utilizan a diario 1.300.000 personas". Álvarez coincide con un portavoz de Prosesa en que "el uso de un arma de fuego en un espacio público cerrado es muy peligroso y serviría a su vez para atraer a delincuentes que pretendan robar un arma".
Reglamento de vigilantes

Prosesa es la responsable de la vigilancia del Metro desde 1979. El contrato firmado en ese año, y aprobado por el Ministerio de Interior, omitía la incorporación del revólver al uniforme reglamentario de los vigilantes del subterráneo. Éstos alegan que el reglamento de 1978 por el que se regula su función exige la incorporación de un arma de fuego.El citado reglamento establece que el arma corta reglamentaria es el revólver de calibre 38 milímetros. Los vigilantes de Prosesa Metro se han dirigido en repetidas veces a la Delegación del Gobierno con resultado infructuoso.

La Compañía Metropolitano denunció el contrato con Prosesa el mes pasado y las nuevas plazas de vigilantes, a las que vuelve a aspirar la citada empresa, saldrán a concurso próximamente con idéntico requisito: no incorporar armas de fuego. Las plazas quedarán cubiertas entre marzo y abril, coincidiendo con la puesta en marcha de la primera comisaría subterránea, en la estación de Sol, y el refuerzo de la vigilancia con ochenta policías armados. La compañía destina

Enero para la seguridad de sus instalaciones 600 millones al año.

Los 160 vigilantes hacen una media cercana a las 100.000 intervenciones al año. Las actuaciones más frecuentes son el desalojo y detención de vendedores ambulantes, mendigos y revendedores de billetes. Los vigilantes intervienen también en reyertas y robos.

El metro es en todo el mundo un foco de delincuentes. La vigilancia corre normalmente por policías armados en metros como como los de Hamburgo, Montreal o Nueva York, donde patrullan 3.200 policías con perros. En Londres existe una policía sin armas.

Un comisario de policía, asesinado a tiros por dos delincuentes que le atracaron cuando volvía a su casa 11/02/1988

l comisario de policía Gregorio García González, de 57 años, resultó muerto en la madrugada de ayer al recibir dos impactos de bala a manos de dos individuos que intentaron atracarle en la confluencia de las calles de Orense y Huesca, en el distrito de Tetuán. El funcionario ejercía el cargo de comisario de servicios de la Brigada Judicial de Madrid, donde llevaba destinado 27 años. García Gómez era padre de un hijo y dos hijas, una de las cuales está casada con el dibujante José Luis Gallego. La policía sospecha que los homicidas, que huyeron en un Seat 131, son drogadictos.

El comisario Gregorio García González había salido de las dependencias de la Brigada Judicial, en el viejo caserón de la Puerta del Sol, y regresaba, sobre las dos de la madrugada de ayer, a su domicilio, en la calle de Hermanos Gárate, número 1, piso noveno C.García había supervisado los servicios dispuestos en Madrid para prevenir la delincuencia, y es posible que al circular por la calle de Orense, muy cerca de su casa, advirtiese la presencia de algún sospechoso. Decidió avisar a la emisora del 091 y se introdujo en una cabina telefónica situada en la esquina de la calle de Orense con la de Huesca.

La policía cree que el comisario no había llegado a depositar las monedas en el teléfono cuando fue asaltado por dos individuos que habían descendido de un automóvil Seat 131 de color azul cobalto, con una franja blanca pintada cerca del maletero. En los asientos traseros del vehículo se quedó un tercer delincuente, encargado de vigilar para evitar sorpresas.

Los encargados de la investigación sospechan que los dos desconocidos sorprendieron al comisario, al que, a punta de navaja, le exigieron la entrega inmediata del dinero que llevase encima. El veterano policía que era cinturón marrón de karate, intentó desarmar a los atacantes, a la vez que empuñaba su revólver reglamentario. Los dos sirleros (atracadores con navaja) se enzarzaron en una pelea cuerpo a cuerpo con el comisario y lograron derribarlo al suelo. A continuación, uno de los agresores cogió el arma del funcionario y efectuó dos disparos cuando éste estaba caído en la acera a un metro de la cabina telefónica.

El forcejeo entre la víctima y sus agresores, así como las dos detonaciones, atrajeron la atención del vigilante jurado Jorge P. M., empleado de la empresa Transportes Blindados, que se hallaba prestando servicio en el centro de datos de la Compañía Telefónica, situado en la finca número 48 de la calle de Orense. Dicho vigilante y otro compañero salieron al exterior del edificio y trataron de auxiliar a la víctima, que sangraba abundantemente por el vientre.
Un tiro al aire

El jefe de seguridad del centro de la Telefónica ha explicado: "Los asesinos cogieron el revólver del comisario y huyeron a toda velocidad en el coche. Uno de los vigilantes efectuó un disparo al aire para intimidarles. Pero ellos aceleraron por la calle del General Yagüe".La dotación de un coche patrulla de la Policía Nacional trasladó al comisario al hospital de la Cruz Roja, "cuando uno de los vigilantes comprobó que no estaba muerto, ya que había movido los párpados", según el responsable del servicio de seguridad de la Telefónica.

García González ingresó en el hospital de la avenida de la Reina Victoria con "shock hipovolémico y parada respiratoria como consecuencia de dos heridas de bala en el abdomen" según fuentes médicas. Los facultativos de guardia extrajeron a la víctima uno de los proyectiles y le aplicaron mecanismos de reanimación, pero todo resultó inútil.

Fuentes de la Jefatura Superior de Policía indicaron que el funcionario murió por dos impactos de bala disparados con su propio revólver, del calibre 38. Uno de los proyectiles le penetró por el costado derecho, y el otro, por la región lumbar.

Inspectores del Grupo de Homicidios realizaron la primera inspección ocular en el lugar del crimen, mientras que los funcionarios del Gabinete de Identificación comprobaron si los agresores habían dejado huellas dactilares en los cristales de la cabina telefónica.

El comisario Manuel Prieto Montero, jefe de la Brigada Judicial, ha encargado las pesquisas del caso a los inspectores de uno de los grupos antiatracos de dicha unidad. Esto hace pensar que la policía está convencida de que el móvil del asesinato fue el robo, y por tanto descarta otras hipótesis.

La zona donde se produjo el homicidio, cerca de la plaza de Sor Ángela de la Cruz y la calle del Capitán Haya, es un centro de reunión nocturna de prostitutas y drogadictos. Esto induce a sospechar que los autores del crimen sean toxicómanos que necesitaban dinero para inyectarse un pico de heroína.

Los asesinos no llegaron a apoderarse de la cartera ni otros efectos personales del comisario, ya que, tras efectuar los disparos, salieron huyendo a toda prisa, según han informado fuentes de la Jefatura Superior de Policía de Madrid.

Entre los funcionarios de la Brigada Judicial -los mismos que hace una semana detuvieron a los dos presuntos autores del triple crimen de la calle del Alcalde Sainz de Barandahabía ayer gran consternación. Un funcionario de la citada brigada explicó que, además del asesinato del comisario García, "se da la circunstancia de que el inspector Antonio Cobos Arguijo resultó muerto en accidente de tráfico el 9 de febrero del año pasado, cuando regresaba a Madrid tras intervenir en una importante operación antidroga".

'El Pirri" aparece muerto por sobredosis en Vicálvaro 10/05/1988

Minutos después de las diez de la mañana de ayer, un transeúnte telefoneó a la policía. Acababa de descubrir, en un descampado de la carretera de Vicálvaro a San Blas, el cadáver de un joven tendido en el suelo con una aguja colgando del brazo, una papelina vacía en la mano derecha y dos más junto a él. Según la policía, José Luis Fernández, el Pirri, de 23 años, falleció por sobredosis de heroína. Los que le conocían afirman que el Pirri, que participó en películas de Gutiérrez Aragón, Carlos Saura y Eloy de la Iglesia, entre otros, y que últimamente colaboraba como crítico de cine en el programa de televisión Querido Pirulí, estaba harto de representar siempre el mismo papel.

El Pirri quería una moto nueva desde hace unos meses, desde que conoció a su pivita, aseguraba que lo había dejado. En el programa de TVE Querido Pirulí todos le querían. Por eso, Fernando G. Tola, el director, cuando le vio con la pivita y con la ilusión por la moto. para moverse con ella y quitarse de la calle, le animó cuanto pudo. Le animaron todos a que dejara a los amigos de su barrio de San Blas y aceptara la oferta de publicidad que le habían hecho: grabar una anuncio contra la droga.El año pasado, el Pirri se levantaba tarde. Desayunaba mucho y se iba andando desde su barrio, San Blas, hasta los estudios de la cadena SER, en la Gran Vía, donde participaba diariamente en un programa de radio. Según Fernando G. Tola, director de Toladiario, su obsesión era el tiempo libre. "Se venía andando para matar el tiempo, para no pensar en otra cosa o encontrarse a otra gente. Algunas vez le vimos con heridas o rozaduras en los pies. Su obsesión era estar todo el día ocupado".

El 5 de julio del año pasado, a las 17.15, según el acta de procesamiento, el Pirri y otro amigo conminaron a un viajero en la línea 8 del metro a que les entregara lo que llevara.

"Sorprendentemente", afirma el abogado defensor del caso Mariano Benítez, "el Pirri no se bajó, sino que siguió en el vagón". Al llegar a la estación de Plaza de Castilla, el viajero avisó a los vigilantes jurados, quienes detuvieron al Pirri y recuperaron el botín: 1.400 pesetas y un sello de alianza.

Benítez encontró al Pirri en la comisaría y le habían dado. "No una gran paliza, pero sí que le había, pegado bien porque, al parecer, había insultado a la policía, aunque él afirmaba que sólo se quejó del trato de los vigilantes jurados del metro. Iba desarmado". Su obsesión era no entrar en Carabanchel. En la comisaría, el Pirri intentó abrirse las venas con el cristal de unas gafas. El Pirri estuvo 15 días en Carabanchel, y el juicio estaba a punto de salir, informa el abogado. "Es la única vez que faltó al programa", dice Tola. Según la policía, "José Luis Fernández Heguía, alias el Pirri, tenía cinco detenciones por robos con fuerza y robos con violencia.
Cariño y ternura

Hasta los 14 años, el Pirri -recibió este apodo porque le gustaba el fátbol. y jugaba con una camiseta blanca y con el número 4- era un chico más de su barrio. Un día apareció un tipo y le propuso participar en una película de Eloy de la Iglesia. Según declaró a El País Semanal en una entrevista publicada el año pasado, el Pirri contestó: "Si te estás quedando conmigo, mira que te busco y te doy un curro".Para Gutiérrez Aragón, director de Maravillas, la primera película en la que representó un papel importante, el Pirri era un actor disciplinado. "Producía cariño y ternura a pesar de que su rostro era evidentemenmte duro". El Pirri siempre representó papeles de marginados o jóvenes delincuentes. Participó, además, en películas como Sé infiel y no mires con quién, Mientras el cuerpo aguante, La mujer del ministro, Colegas, Deprisa, deprisa y El juego más divertido. Emilio Martínez Lázaro, director de esta última película, también la última que rodó el actor, destaca la facilidad para interpretar y la disciplina del joven actor.

"Desde pequeñito empecé a probarlo", declaró el Pirri a El País Semanal. "Luego, sin darte cuenta, estás enganchado. Hasta que vi que eso no era plan. Estaba hecho polvo y me encontraba fatal. Y luego, mis abuelos, siempre amargados, siempre sufriendo por mí. Todo lo contrario a lo que veo ahora. Es que la droga te guía todo. No eres persona. Quien esté en esto y diga que es persona, miente".